viernes, 10 de diciembre de 2010

Cecilia

Cecilia pertenece a una raza de gigantes, expertos en deslizarse a través de escaleras mecánicas. Los ruidos la hacen estremecer. La desconciertan los chillidos de los trenes, el tintinear de los cubiertos de su madre. Entonces comienza a dar saltitos, gritos ahogados, su garganta se cierra, se asfixia. Mamá grita y llora. Lo mejor es no salir de casa, ahí están las burlas, las miradas.Cecilia  vive bajo sospecha. Su madre repite una y otra vez  cada palabra, da instrucciones con insistencia, tanta que ella las olvida con facilidad. Se desbarata.
Aquí dentro están las pesadillas, engrandeciéndola, estrechándola. A veces aparecen perros, intentan devorarla, perros negros más grandes que ella, uno se acerca y la muerde. Es diminuta, los dientes se cierran sobre su hombro, lucha, introduce su otra mano en esa enorme boca. Usa toda su fuerza e intenta separar una mano de la otra, siente la mandíbula desencajarse, siente el crujir del paladar. Los huesos se separan, los ligamentos, trozos de tejidos cuelgan esparcidos por el piso, el animal aún respira, la mira sin ojos, irreconocible en esa maraña de sangre esparcida por el piso. Cecilia despierta, no puede respirar, su mano está tan dentro de su garganta, duele. Tose, el  vómito sube hasta su boca, llora, recuerda con nitidez las sensaciones, el olor desagradable de la sangre, de la muerte,  el aliento fétido.  No se lo dice a madre, no quiere despertarla y calla, llora en silencio, es necesario.
En otra pesadilla aparece ella, mutilada, delgada, escurridiza, tiene los huesos pegados a la piel, le es imposible levantarse, el peso de su esqueleto es demasiado grande, su cabeza es de tamaño normal y pesa mucho más que su cuerpo entero. Entonces aparece de nuevo,  Cecilia, sin alterar sus proporciones. Se miran con odio, sus rasgos se han descompuesto por completo. La extraña, la enferma abre los labios, deja salir un líquido viscoso. Son una misma, lo saben, piensa que debería sentir lástima de ese cuerpo deforme. Sin embargo, se acerca, se refleja dentro de esos ojos incendiados y usa todas sus fuerzas, el cuello cruje, la lengua cede y se escurre fuera de la boca. Entonces introduce sus manos dentro de esa boca, siente los órganos cediendo a la violencia de las manos. Los ojos ya no odian; suplican, gimen, se reconoce por completo en su propio rostro y sin embargo  tira, desgarra su carne, los músculos se abren, se separan, los huesos crujen, la mandíbula se rompe, su cabeza se parte en dos mitades, una masa informe, roja y gris escurre entre sus manos. Sonríe satisfecha. Entonces se despierta, quita los dedos de su garganta, tose, el esfuerzo la obliga a vomitar. Se acurruca sobre la cama ¿Dónde está mamá? Recuerda, mamá se acerca, la ha atado a una silla, coloca la plancha cerca de sus piernas, mamá sonríe, la educa,  le enseña a huir, le enseña a no incendiarse. La plancha arde sobre la piel, se funde en esa placa metálica. ¿Dónde está ahora? mamá la ha cuidado, la ayudó a huir de la fatalidad, le ha enseñado a verse con claridad, a saber que a pesar de su aspecto repugnante los demás pueden sentir lástima. Grita, la busca, pero mamá no acude ¿Quiénes son esos hombres que la atan a la cama? ¿Quiénes son estos hombres de blanco que la sujetan para impedir que asfixie a esa que aparece por las noches?


orquidea psicopata

6 comentarios:

  1. haber que me dicen de "Cecilia" como hacer un cuento de "terror" sin monstruos???..jeje .. el intento ya esta hecho, no creo que muy bien logrado pero bueno ahi esta!

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  2. A mi me gusta la sonoridad, el ritmo y por su puesto la sensación de terror, porque da terror. Y no solo terror, angustia, ansiedad, desconcierto.
    Solo le pongo un pero (que a lo mejor es culpa mía) No termino de enterarme de la historia, (sorry), pero en cualquier caso, me gusta
    Pilar-rdt

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  3. me gusta. los peores miedos viene de dentro de nosotros mismos. me gusta. como lo cuentas, las palabras que utilizas, las frases y lo que veo cuando estoy leyendo. el blanco de los enfermeros pone distancia (asptica) con cecilia. su historia me parece mas real y creible que muchaas vidas.

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  4. Or, qué difícil es meterse en la cabeza de otra persona. Qué difícil, en general, pero intentar seguir el hilo de un loco es casi imposible. Casi no hace falta comprender cuál es ella, cuál la otra, qué es una pesadilla y qué no lo es, porque en la cabeza de un loco, como en la de cualquier persona, nada cuadra a la perfección. No son matemáticas.

    El relato, abandonada en seguida la idea de comprenderlo todo, me parece una sucesión un poco inconexa, vertiginosa, de imágenes que alimentan la angustia. Pocas situaciones crean más angustia que la de vivir en un mundo paralelo que no se acaba de entender y del que los demás nada saben.

    Más angustia que terror, creo. Pero voy por mal camino. A este paso nada me va a parecer terror...

    Un beso!

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  5. Gracias a todos por la criticas y los comentarios, son muy importantes para sacar verdadero provecho de nuestro blog, me las anoto!! ...
    y si pily La-... creo que transmite mas angustia que terror.
    besos!

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  6. En España, lo de pily La, escrito de otro modo, tiene un sentido especial :)

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