Esa noche en el hospital fue un segundo nacimiento. Su madre la sujeto durante toda la noche. Su mano era como un cordón umbilical, la mantenía sujeta a la vida, la alimentaba a través de descargas eléctricas. Su madre era ya una hermana gemela que había nacido en ese instante, había yacido también en esa cama fría.
A pesar de todo volvió a hacerlo, pero esta vez la mano ya no estaba con ella.